FAUSTEL DE COULANGE:LA CIUDAD

Fustel de Coulanges, Numa D.: La ciudad antigua. La ciudad antigua de Foustel de Coulanges salió de imprenta en el 1864. En su introducción el autor dice: "Nos proponemos exponer aquí por qué principios y normas se rigieron la sociedad griega y la romana. .... Nos esforzaremos, sobre todo, en poner de manifiesto las diferencias radicales y esenciales que distinguen siempre a estos pueblos antiguos de las sociedades modernas. ... Nada en los tiempos modernos se les asemeja ... Remontándonos ... al tiempo en que fundó sus instituciones, es posible observar la idea que tenía del ser humano, de la vida, de la muerte, de la otra existencia, del principio divino ... De ella (la religión primitiva) procedieron todas las instituciones y todo el derecho privado de los antiguos. De ella recibió la ciudad sus principios, sus reglas, sus costumbres, sus magistraturas. ... Conviene, pues, estudiar ante todo las creencias de estos pueblos. ... necesitamos buscar las raíces, lo más profundamente posible. ... fue en una época mucho más arcaica, en una antigüedad sin fecha donde las creencias seforjaron y las instituciones se establecieron o prepararon. ¿Qué esperanza hay de acceder al conocimiento de ese pasado remoto? ... ¿Qué recuerdo puede quedarnos de las generaciones que no nos legaron ni un solo texto escrito? Felizmente, el pasado nunca muere por completo para el hombre. El hombre puede quizás olvidarlo, pero lo conserva en sí ... Si profundiza en su alma encontrará y reconocerá esas diferentes épocas según lo que cada una de ellas ha ido depositando en él. ... ". Fustel de Coulange llevó a término su propósito dando forma a su obra en cinco libros que componen La ciudad antigua; libro I, Creencias antiguas; libro II, La familia; libro III, La ciudad; libro IV, Las revoluciones; y libro V, Desaparece el régimen municipal. De ella ha dicho Georges Dumézil: "Merced a un milagro que sólo se produce con ocasión de obras maestras, el problema de la verdad material, literal, se difumina ante la amplitud de las cuestiones filosóficas, metafísicas incluso, que se plantean entre líneas y que se sabe de antemano escapan a los baremos, al balance de la ciencia. ... el enfoque, la fecundidad de su formulación no quedan menguados, y el filólogo, cualquier hombre cabal, seducido o reticente, se siente arrebatado de golpe a tan importante observatorio. ... y la juventud estudiosa atraída generación tras generación. Por otro lado, queremos citar también aquí unas palabras que, curiosamente, no dejan de sonar en un tono armónico con las de Foustel de Coulange, en su introducción, citadas al principio; nos referimos a lo que René Guénon dice en La caverna y el laberinto refiriéndose en general a las civilizaciones y ciudades antiguas: "...en toda civilización de carácter estrictamente tradicional, todas las cosas comienzan necesariamente por el principio o por lo que es más próximo a él, para descender luego a aplicaciones cada vez más contingentes; y, además, inclusive estas últimas no se encaran jamás desde un punto de vista profano, que no es, según lo hemos explicado a menudo, sino el resultado de una degradación por la cual se ha perdido la conciencia de la vinculación de estas aplicaciones al principio... Pero hay más todavía: la fundación de las ciudades, la elección de su sitio y el plan según el cual se las construía se hallaban sometidos a reglas pertenecientes esencialmente a la "ciencia sagrada" y, por consiguiente, estaban lejos de responder sólo a fines "utilitarios", por lo menos en el sentido exclusivamente material que se da actualmente a esa palabra; por completamente extrañas que sean estas cosas a la mentalidad de nuestros contemporáneos, es preciso sin embargo tomarlas en cuenta, sin lo cual aquellos que estudian los vestigios de las civilizaciones antiguas jamás podrán comprender el verdadero sentido y la razón de ser de lo que observan, aun en lo que corresponde simplemente a lo que se ha convenido en llamar hoy el dominio de la "vida cotidiana", pero que entonces tenía también, en realidad, un carácter propiamente ritual y tradicional." En este mismo tono armónico suenan igualmente estas otras palabras de Federico González en Esoterismo y fin de ciclo II, de la revista Symbolos, Nº 19-20: "... para las civilizaciones tradicionales o culturas arcaicas, es decir para aquellas que vivían el Conocimiento y que nos lo legaron como la expresión suprema de su propia esencia ... el esquema social no era arbitrario ni casual , ni todo el aparato cultural, su Tradición, una mera suma de convenciones cualesquiera. sino que simbolizaban otras realidades que se manifestaban por su intermedio a los efectos de establecer un enmarque, apto para vivenciar diversos niveles de conocimiento y para efectuar diferentes maneras de existencia; por ello es que se dice que los orígenes de cualquier cultura son sagrados. De más está subrayar que esta frase en nada se refiere a la concepción de lo sagrado que en general posee el hombre contemporáneo. El cual, porotra parte, no es enteramente responsable, ni culpable de sus propias concepciones. Heredero de una Tradición degradada, habitante de una ciudad profana, que ha perdido la memoria de todas las cosas, teniéndose que identificar con ella para poder subsistir, es inevitable que el sello de la ignorancia –y por lo tanto del sufrimiento- se halle marcado sobre su frente." Miguel Angel Aguirre















?QUE TIENE EN COMUN MACHU PICHU Y CARAL?
Tienen mucho en común , es más en Machu Pìchu los rasgos que se encuentran en la sociedad de Cuzco del Imperio Incaico y de otros sitios arqueológicos contemporáneos pueden reconocer sus orígenes en Caral…

CARAL , LA CIUDAD MAS ANTIGUA DE AMERICA
Al mismo tiempo que Egipto florecía a orillas del Nilo, 5.000 años
atrás, una cultura similar en complejidad empezaba a despuntar en Perú,
donde los arqueólogos han encontrado los restos de la civilización más
antigua de América
La ciudad de Caral fue construida por una de las más importantes
civilizaciones del planeta, creada por el trabajo organizado de sus
pobladores en un territorio de configuraciones geográficas contrastadas.
Muchos conocen Cuzco como la capital del imperio Inca y Machu Picchu ha
sido considerado hasta ahora como el principal vestigio
arqueológico de América y Perú ; pero pocos todavía saben que la Ciudad
Sagrada de Caral fue edificada por el primer Estado político que se
formó en el Perú 4400 años antes que gobernaran los incas. De ahí su
importancia.
Caral-Supe representa a la civilización más antigua de América, desarrollada casi simultáneamente con las de Mesopotamia, Egipto, India y China.
Los habitantes de Caral que aproximadamente fueron 3000 se adelantaron
en, por lo menos, 1500 años a los de Meso América, el otro foco
civilizatorio de los seis reconocidos mundialmente, y en más de 3000
años a la sociedad que edificó las reconocidas ciudades mayas.
El precoz desarrollo de la sociedad de Caral-Supe la convirtió en la
civilización más antigua del Nuevo Mundo pero, a diferencia de otros
focos civilizatorios, como Mesopotamia, Egipto e India, que
intercambiaron conocimientos y experiencias, logró un avance sin
precedentes en completo aislamiento de sus coetáneas de América y del
Viejo Mundo.
Las formas de organización económica, social y política de las
poblaciones de Caral-Supe causaron fuerte impacto en la historia del
área; trascendieron el espacio y el tiempo, y sentaron las bases del
sistema sociopolítico que tendrían las poblaciones de los Andes
Centrales.
LA INVESTIGACION ARQUEOLOGICA
La arqueóloga peruana Ruth Shady, quien dirigió las investigaciones
en el sitio arqueológico de Caral, unos 200 kilómetros al norte de
Lima, aseguró que esta ciudadela "es lejos la más antigua de América"
y rompe la concepción que se tenía hasta hoy de los más antiguos
centros urbanos en el mundo. La ciudad fue descubierta en 1905
pero la ausencia de cerámica, y otros datos que faltaban, no
permitieron que los arquéologos se dieran cuenta de la antigüedad de
este sitio.
"No hay en América otro sitio que tenga similares características sino
hasta 1000 ó 1500 años después", manifestó Shady, quien estudió desde
1996 los restos arqueológicos del valle costero de Caral, en el centro
norte del Perú.
Shady señaló que hace años ya se manejaba la hipótesis de que Caral era la ciudad más antigua de América, pero no fue comprobado hasta que se tuvieron los resultados de las pruebas del radio carbono (carbono 14) en restos de fibra recuperados en varias zonas del lugar.
"Esos resultados nos permiten afirmar que esta ciudad fue construida
por una sociedad con una organización sociopolítica de nivel ya
estatal, que controlaba la productividad de un área mucho mayor que la del valle de Supe (al norte de Lima), y que había construido
asentamientos de tipo urbano a lo largo de este valle", señaló.
Según las pruebas científicas, Caral tiene una antigüedad promedio
entre 2.627 y 2.100 años antes de Cristo aproximadamente y dijo que en
el resto de América "el desarrollo urbano comienza 1.550 años después
que en Perú".
ARQUITECTURA
Las construcciones en Caral fueron continuamente remodeladas, con
estructuras cada vez más complejas. Esto significa la evolución de las
técnicas de construcción, el conocimiento de las ciencias exactas como
la aritmética, la geometría e igualmente la astronomía
que influyeron en las antiguas culturas peruanas. Destacaron el
espacio, la arquitectura y la precisión, especialmente en los seis
volúmenes de las pirámides mayores.

Las construcciones monumentales más destacadas son: La Pirámide Mayor,La Pirámide Menor, La Pirámide de la Galería, La Pirámide de la Huanca,El Templo del Anfiteatro, La Pirámide de la Cantera y el Templo del Altar Circular. Al pie del Templo Mayor y de La Pirámide del Anfiteatro se construyeron grandes plazas circulares, espacios de congregación para los habitantes de la ciudad, donde probablemente se realizaron actividades acompañadas por la música de flautas traversas y cornetines.
Las 32 estructuras piramidales encontradas, una de ellas de 18 metros
de altura, coinciden con la fecha en que la civilización egipcia
construyó las suyas.
SU EVOLUCIÓN DESDE EL IMPERIO ANTIGUO
HASTA EL IMPERIO NUEVO
LA CIUDAD EGIPCIA
De este ámbito han quedado pocas muestras arqueológicas, y quizá, por este motivo su desconocimiento por la población actual es mayor.

URBANISMO.
Los restos arqueológicos hallados de esta arquitectura residencial son muy escasos debido a que en las construcciones se utilizaron materiales muy baratos y de baja calidad como el lodo secado al sol (extraído de las orillas del Nilo). A diferencia de las construcciones funerarias, estas viviendas no eran concebidas como moradas eternas, y por lo tanto, no eran necesarios materiales resistentes; además, dichas construcciones no eran de uso permanente ya que sólo se utilizaban para albergar a la comunidad de obreros que trabajaban en las construcciones funerarias cercanas; cuando éstas finalizaban, la ciudad se abandonaba.

Ya en los inicios dinásticos se empezaron a crear importantes núcleos urbanos; la mayoría estaban delimitadas por altas murallas de ladrillo, que, tuvieron un papel muy importante en la configuración de la ciudad. Los primeros edificios se adosaban a la muralla, siguiendo los mismos una dirección, y al mismo tiempo se marcaba el trazado de las calles; es decir que, si la muralla se constituía a través de tramos rectos, la organización de la urbe era mucho más regular.

Durante el Imperio Antiguo, se formaron las llamadas "Ciudades de las Pirámides", núcleos urbanos habitados por comunidades que mantenían tanto el culto como el estado físico de un templo o tumba real.

GRANDES COMPLEJOS URBANÍSTICOS. KAHUN, LA CIUDAD PARTIDA.
Fue descubierta por Petrie (egiptólogo moderno) y la denominó Kahum (deformación del verdadero topónimo Lahun). Su antiguo nombre fue Hetep - Senwosre. Probablemente la vida activa de esta ciudad finalizó antes de la XVIII dinastía.

El conjunto presenta una planta general en forma de rectángulo de grandes dimensiones con un muro continuo que discurre en dirección norte - sur, delimitando dos sectores diferenciados muy notoriamente: el barrio occidental y el oriental.
EL BARRIO OCCIDENTAL
A este barrio se accedía por su frente meridional (sur), por una puerta que desembocaba directamente en una calle de alineación irregular, paralela al muro de separación de los dos barrios, y que lo recorría en toda su longitud hasta llegar al muro septentrional (norte). En esta vía principal la desembocaban numerosas calles transversales.

LA VIVIENDA.
Las casas de este sector estaban todas en un mismo plano, ocupando cada una entre tres y diez estancias, y una superficie raramente superior a los 100 metros cuadrados. Las casas eran de una planta sola, y disponían de una cubierta plana constituida por vigas de madera que sostenían un entramado de cañas y paja.
EL BARRIO ORIENTAL
Este otro sector se organizaba de forma muy diferente al contrapuesto. Se accedía por una puerta del muro lateral de levante (este) que daba acceso a la vía principal que, en este caso, discurría en dirección este - oeste, culminando en el muro de separación entre los dos barrios. Entre esta calle y el muro norte se situaban seis grandes viviendas; y en el lateral contrapuesto también se disponían otras grandes unidades residenciales y, tras ellas, se encontraban viviendas similares al barrio occidental que se situaban sobre unas calles secundarias, aunque sin el rigor geométrico del anterior. En la confluencia de esta vía principal y el muro de división se situaba lo que Petrie llamó acrópolis de la ciudad.

LA VIVIENDA.
Todas las residencias reproducían un esquema similar, con una planta rectangular que ocupaba casi trescientos metros cuadrados, y un total de setenta estancias entre corredores y habitaciones. Junto a la entrada, desde la vía principal, se encontraba la portería y los espacios de recepción, luego, se disponían los ámbitos de servicio y los establos, y, en el sector más profundo, se encontraban las dependencias privadas, organizadas en torno a un gran patio abierto porticado en el lateral meridional (sur).

TELL EL AMARNA, LA CIUDAD DE ATÓN.
Fue capital durante el reinado de Akhenatón (conocido también como Amenhotep IV o Amenofis IV), gobernó en el Imperio Nuevo (XVIII dinastía, 1351 - 1334). La ciudad constituye un verdaadero universo en miniatura. En sus orígenes el faraón la llamó Akhetatón (Horizonte de Atón). Fue habitada durante un tiempo limitado y después abandonada al morir Akhenatón, su fundador. Esta ciudad fue creada por y para el rey.


LA GRAN REVOLUCIÓN ATONIANA.
Amenhotep IV (Akhenatón) fue el segundo hijo de Amenhotep III y la reina Teye. A la muerte de su hermano Tutmosis, asumió como faraón. Transcurridos tres años de su reinado, el joven faraón introdujo cambios sustanciales en la ritualidad amoniana, acentuando el culto al sol, pero no como figura mitológica (el tradicional Ra), sino como verdadera estrella, denominado Atón y asumiendo en persona su condición de sumo profeta.

Para la nueva representación de la deidad solar, Akhenatón levantó una ciudad llamada Akhetatón (por el dios Atón). Tras la muerte del soberano herético y sus sucesores, su recuerdo y el de su ciudad fueron olvidados y eliminados para regresar a su antigua religión (la tradición del dios Ra).


LA CIUDAD.
La antigua ciudad de Akhetatón, más conocida actualmente como Tell el Amarna, fue construida en un terreno llano y desértico que se extendía en la margen oriental del Nilo, adaptada a la forma que traza en este punto el río. En las primeras exploraciones arqueológicas se encontraron restos del palacio real, del templo mayor, y de importantes residencias particulares, entre ellas las del general Ramose o la del visir Nakht. A pesar del alto nivel de destrucción de esta antigua ciudad se pudo reconocer el carácter homogéneo del urbanismo de la ciudad, y que fue abandonada tras un período activo de apenas una generación.


EL TEMPLO DE ATÓN.
Este templo es una de las edificaciones más interesantes que se encuentra en la ciudad.

En un recinto rectangular de casi ochocientos metros de longitud y trescientos metros de ancho, delimitado por un elevado muro perimetral se disponían dos templos diferenciados. Tras el pilón se levantaba una sala hipóstila con dieciséis columnas que daba paso a seis patios descubiertos, separados por sucesivos pilones intermedios, en una secuencia que concluía en un segundo templo, dispuesto en la pared este del recinto general.
CASAS Y PALACIOS.
Pueden diferenciarse tres tipos de viviendas: las pequeñas casas, las grandes villas, y los palacios.

La población normal de Deir el Medina poseía casas de cuarenta a setenta metros cuadrados divididas, cada una, en tres partes: una zona de entrada, la habitación principal y, en la parte trasera, estaba la cocina y despensa donde también se encontraba la escalera para subir al segundo nivel.

Las grandes villas, propiedad de altos funcionarios, ocupaban un extenso terreno (trescientos cuarenta metros cuadrados) incluyendo la vivienda e instalaciones secundarias. El vestíbulo daba entrada a la sala de recepción, seguida de la habitación principal y, por último, la sala dormitorio de los familiares.

En el caso de los palacios, se destaca el de Ramsés III, en Tebas. El palacio se localiza en el lado sur del primer patio del templo. En la parte delantera se ubica una antesala seguida por una "sala de audiencias". Mediante una entrada lateral se accedía a la segunda sala del trono, flanqueada por un dormitorio y una instalación sanitaria. Junto a la parte trasera del palacio, se encuentran tres viviendas tripartitas para los sirvientes. La función principal de este tipo de palacios era generar un espacio donde el monarca pudiese premiar a determinados funcionarios. Esto explica la importancia de la "ventana de las apariciones", situada en el centro de la fachada principal. En ella hacía aparición el faraón ante su pueblo (acontecimiento que muy rara vez sucede). Además, era el lugar de entrega del llamado "oro del honor", destinado a los funcionarios meritorios de él (sacerdotes y altos cargos próximos al monarca).

HIPOGEOS.
La situación política de ese momento era bastante difícil; los monarcas mantenían una cierta independencia respecto al poder del rey lo que hizo que muchos de ellos se convirtieran en "pequeños faraones" en diversos ámbitos, hasta en el de la arquitectura. Por eso, se hicieron construir hipogeos o bóvedas subterráneas para los cadáveres. Éstos se concebían como las mastabas del Imperio Antiguo, pero eran excavados en la roca y contaban de tres partes:

- Dos habitaciones abiertas al público en donde se depositaban las ofrendas.

- Pozo excavado o corredor.

- Cámara funeraria en la que se colocaba al difunto y que se cerraba herméticamente para siempre.

Los primeros hipogeos datan de la época de Micerino (Imperio Antiguo); pero su gran momento se produjo en el Imperio Medio, en el que destacan dos centros de hipogeos civiles: Beni Hassan y Asuán, continuándose su construcción durante el Imperio Nuevo. Uno de los más importantes es el hipogeo de Sarenput II, en Qubbet el Hawa. En él destaca el recurso arquitectónico de ir disminuyendo la altura del techo, en contra del aumento del suelo, a medida que se acerca el núcleo; de esta manera se subraya su importancia.
BIBLIOGRAFÍA.
"ARQUITECTURA EGIPCIA", 1ª Edición, Jesús Araújo, Editorial Parramón S.A., Barcelona, 2000.

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"ARTE EGIPCIO", 1ª Edición, Jesús Araújo, Editorial Parramón S.A., Barcelona, 1999.

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"HISTORIA DEL MUNDO", 12ª Edición, José Pijoán, Editorial Salvat S.A., Zaragoza, 1979.

"LA CULTURA DEL ANTIGUO EGIPTO", 1ª Edición, Quantum Books L.T.D. - Rebecca Kingsley, Editorial Edimat Libros S.A., Madrid.

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